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sábado, 21 de marzo de 2009

Himno Nacional Argentino


Una curiosidad histórica

En 1817, un norteamericano, el diplomático Henry M. Brackenridge, fue testigo de la extraordinaria difusión que había tenido en el pueblo rioplatense la canción patriótica, con letra de Vicente López y Planes y música de Blas Parera, que la Asamblea del año 1813 había consagrado como Marcha Nacional. Brackenridge viajaba en un pequeño barco desde Montevideo a Buenos Aires y, en el transcurso de la travesía, escuchó las estrofas del himno coreadas espontáneamente por sus acompañantes. El relato de Brackenridge, tomado de su libro Voyage to South America, publicado en Baltimore en 1819, decía:
“Por la tarde, nuestros compañeros, después de beber un vaso de algo estimulante, rompieron con una de sus canciones nacionales, que cantaron con entusiasmo como nosotros entonaríamos nuestro ‘Hail Columbia!’. Me uní a ellos en el fondo de mi corazón, aunque incapaz de tomar parte en el concierto con mi voz. La música era algo lenta, aunque audaz y expresiva... este himno, me dijeron, había sido compuesto por un abogado llamado López, ahora miembro del Congreso, y que era universalmente cantado en todas las provincias de El Plata, así en los campamentos de Artigas, como en las calles de Buenos Aires; y que se enseña en las escuelas como parte de la esencia de la educación de la juventud...”
La necesidad de tener una canción patriótica se sintió en Buenos Aires en 1812, es decir antes de la Declaración de Independencia (que ocurrió el 9 de julio de 1816). Las llamadas entonces Provincias Unidas de Sudamérica se habían dado un gobierno propio el 25 de mayo de 1810, y en 1812 el gobierno del Triunvirato había pedido una marcha patriótica. Unos meses después, en 1813, se reunió una Asamblea Soberana. La Asamblea encargó al abogado Vicente López y Planes la creación de la letra, y luego encomendó al músico y empresario teatral catalán Blas Parera que le pusiera música.


La letra
La letra original de 1813 es mucho más larga, pero desde 1900 la versión oficial es la abreviada de este modo:



Himno Nacional Argentino
La música de Blas Parera sigue sonando
extraido de una columna de opinión Alvaro Abós para LA NACION
Viernes 9 de junio de 2006

Desde hace un tiempo, muchas radios emiten el himno nacional a las cero horas. Se oye entonces la melodía que compuso Blas Parera, tanto en interpretaciones clásicas por bandas militares u orquestas sinfónicas como en versiones de todo tipo: jazzísticas, folklóricas, rockeras, melódicas, corales, con y sin letra. Qué fortuna ganaría Blas Parera si estuviera vivo y cobrara derechos de autor en Sadaic, él que murió en la más espantosa pobreza, al punto de haber sido enterrado en una fosa común después de ganarse, por componer nuestro himno, ¡doscientos pesos!

¿Cuánto cobró el letrista, Vicente López y Planes? Nada. Es que López y Planes fue quien le encargó la música a Parera, en representación de la Asamblea que entonces –1813– gobernaba el país.


Oíd Mortales!, el grito sagrado:
¡Libertad! ¡Libertad! ¡Libertad!
¡Oíd el ruido de rotas cadenas:
ved del trono a la noble Igualdad!
Ya su trono dignísimo abrieron
las Provincias Unidas del Sud,
y los libres del mundo responden
¡Al gran Pueblo Argentino salud!



Sean eternos los laureles
que supimos conseguir:
coronados de gloria vivamos
o juremos con gloria morir.




Como letrista, López se hizo un encargo a sí mismo, siendo como era uno de los protagonistas de la vida política argentina desde que, a sus veintipico de años, fue nombrado capitán de las milicias, durante las invasiones inglesas de 1806. Protagonista, Vicente López lo siguió siendo hasta su muerte, cincuenta años después. Participó de casi todos los gobiernos que se sucedieron desde el Primer Triunvirato hasta después de Caseros: fue gobernador, ministro, diputado, convencional, juez y hasta presidente provisional, en 1827. Fue influyente con Rosas (cuya Corte Suprema integró) y lo siguió siendo cuando éste cayó.

En 1813, poetas cívicos como Vicente López abundaban, pero no así músicos a los que se pudiera encargar una marcha con pretensiones de himno. Blas Parera era un catalán que había llegado al Plata en busca de mejores horizontes. Sobrevivía con encargos ocasionales, dando clases de piano a las niñas ricas o como organista de iglesias. Mientras le pagaran, don Blas componía lo que fuera, además de dirigir orquestas, dar conciertos o animar bailes. Entre 1812 y 1813 puso música a letras patrióticas de Saturnino de la Rosa y de Cayetano Rodríguez. Pero esas marchas “no gustaron” a las autoridades. Sólo el tercer intento, sobre versos de Vicente López, cuajó.
Doscientos pesos no eran una gran suma entonces. Parera volvió a España en 1818, tal vez para poner distancia con la mujer y la hija que dejó, o bien por motivos políticos:siendo español compuso el himno de una nación que estaba en guerra con España. Poco se sabe sobre su vida lejos del Plata, a pesar del esfuerzo de ensayistas como Esteban Buch, de cuyo erudito y ameno libro O juremos con gloria morir extraigo estos datos, salvo que murió en Barcelona, indigente, en fecha incierta...

Si de Blas Parera se sabe poco, de Vicente López y Planes quedó una fuerte presencia en la nomenclatura porteña, como en la calle y la plaza, donde se levanta su estatua, y en un importante partido de la provincia de Buenos Aires.

¿Puede extraerse alguna lección de la peripecia póstuma de este hombre a quien Esteban Buch llama “héroe fallido”? Blas Parera no se dio importancia, no ostentó lo que había hecho: simplemente cumplió con un encargo, cobró y a otra cosa mariposa. Sin embargo, su música inspira a nuevos creadores, mientras que los versos de Vicente López los recitamos con automatismo, sin reparar en su significado. No conozco poetas que reescriban esos versos.

Blas Parera, en cambio, consiguió lo que muy pocos logran: que su obra se convirtiera en memoria. Visto desde la óptica de los valores que hoy prevalecen en nuestra vida social, Blas Parera hizo lo contrario de lo que debía: no se “promocionó”.
De la marcha compuesta por Blas Parera dijo Alberto Williams, en 1927, que “tiene algo de sublime”. Charly García, no sin causar escándalo, dictaminó, en 1990: “El himno mata”. Parera ha consumado una hazaña de la que no muchos músicos pueden jactarse, ya sean autores de un jingle o de una sinfonía, de un hit o de un tanguito: hace casi doscientos años que su música suena en los oídos de los argentinos.









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